La Encarnación de la IA#
El formato de chat es bastante útil, pero muchos tienen la sensación de que es insuficiente. De que esta nueva tecnología merece una nueva forma de interacción. No me refiero solo a una nueva interfaz, sino a un nuevo hardware a través del cual relacionarnos con ella.
Durante el 2024 y 2025 surgieron varios intentos tempranos de “encarnar” la IA en dispositivos físicos. En enero del 2024 se presentó el Rabbit R1, esencialmente una app de Android metida en un dispositivo peculiar con un rodillo. En abril del mismo año llegó el Humane Pin, que se coloca en el pecho y proyecta texto sobre la mano del usuario. Más tarde, en septiembre del 2025, apareció Friend, un dispositivo más tradicional en forma de collar.
Hasta la fecha, todos estos intentos han terminado en fracaso: ejecuciones pobres y una propuesta de valor que nunca terminó de cuajar.
Curiosamente, el dispositivo que sí ha sido un éxito no gira en torno a la IA: las gafas de Meta. Están pensadas para grabar vídeo, escuchar música, atender llamadas; la IA asistente es un complemento. En su segunda versión, lanzada en septiembre del 2025 (con un display integrado en el cristal y una varilla con lector EMG) prometen muchísimo, pero aun así el producto no está construido alrededor de la IA. Quizás precisamente por eso funciona: no intenta ser “el dispositivo definitivo”, solo ser útil.
Sin embargo, donde la mayoría de expectativas se concentran es en la colaboración entre OpenAI y Jony Ive, el mítico diseñador de Apple. En mayo del 2025 se anunció que OpenAI había adquirido la startup y el equipo de Ive por 6.5 mil millones de dólares, con el objetivo de crear nuevos dispositivos centrados en IA que, según prometen, podrían cambiarlo todo.
Habrá que ver qué presentan. Tal parece que la encarnación adecuada de una tecnología puede tardar años… y quizás aparecer desde donde menos lo esperamos.
